lunes, 2 de diciembre de 2013

PACTO ADAMICO


I

PACTO ADAMICO

O

PACTO DE LA MAYORDOMIA DE LA TIERRA


 

Este pacto  fue hecho  al terminar la creación, con la última de sus criaturas: El hombre. Os.6:7. Esta referencia deja ver que Adán fue puesto bajo pacto. Ese pacto incluye todos los asuntos delegados y reglamentados por Dios desde el principio con Adán.   ¿De qué consta ese pacto? ¿Cuál fue su alcance? Miremos esto a continuación.

1.   Asuntos del pacto

El pacto de Dios con Adán consta de tres asuntos y una clausula. El primer asunto es  la formalización y reglamentación de la relación varón y mujer. El segundo  es la procreación y propagación del género. El tercero  es la delegación de la mayordomía de la tierra.  Estos tres asuntos fueron protocolizados mediante una ceremonia presidida por Dios mismo. Estos asuntos están expuestos claramente en  la siguiente referencia. 

Gn.1:28

Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 

Es necesario que analicemos brevemente estos tres asuntos y su relación entre sí.

1)    Primer asunto: La unión del varón y la mujer. El matrimonio.  El pasaje deja claro que la unión del varón y la mujer es una relación instituida y regulada bajo el  pacto de Dios con Adán;   a partir  del pacto de Dios con Adán la unión conyugal, debe ser establecida bajo la aprobación de Dios. sujeta a los principios, normas,  y propósitos  trazados  por Dios mismo. No hay fundamento bíblico para la unión libre, ni para matrimonios polígamos ni homosexuales.  Esto fue reconocido por los profetas,(Mal. 2:13-16) el señor Jesucristo( Mt.19:4-6) y los apóstoles (1ª Tim.2: 12,13)(Ef. 5:22-33; 1ª P.3:1-7)

 

2)   Segundo asunto. La procreación y propagación del género. Dios en el pacto con Adán, también reglamentó la procreación. Esta debe ser realizada en el marco del matrimonio, es decir: a partir del matrimonio, solo dentro de él y para el servicio de Dios Mal2:15.

 

3)   Tercer asunto: La mayordomía de la tierra.  A la luz de Gn.1:26-28, la tierra debía ser administrada atraves de familias encabezadas por un varón, y formadas  a partir  de matrimonios monógamos en obediencia a Dios. Dios le delegó al hombre la mayordomía de la tierra. Sal. 8:3-9. El hombre es subregente de Dios sobre la tierra. Por eso Dios lo hizo con facultades semejantes a las suyas. Gn.1:26-28 Esas facultades  capacitaban al hombre para estar en comunión con Dios y ejercer adecuadamente la mayordomía.

 

Los tres asuntos están estrictamente relacionados. La unión del  varón y la mujer debe ser realizada con la aprobación de Dios,  es decir de acuerdo a los principios, normas y objetivos trazados por Dios para esta unión[1];  de esto depende la correcta procreación y la correcta mayordomía de los asuntos sobre la tierra. A partir del pacto de Dios con Adán el hombre tiene la responsabilidad  de administrar la tierra,  conforme a la justicia  de Dios.  El deber del hombre  a partir del pacto Adámico,  es desarrollar en la tierra la cultura del reino de Dios. Este es la responsabilidad del hombre dada en el pacto con Adán. La tierra fue entregada a Adán en un estado primitivo, a él y su descendencia le fue delegada la responsabilidad de llevarla a su estado ideal.   Por lo tanto este pacto puede muy bien ser llamado el pacto de la mayordomía para la culturización de la tierra. El pacto de Dios con  Adán  consiste en administrar la creación sobre la tierra en estricta sujeción Al creador. Hacerlo de otra manera era quebrantar el pacto. Eso fue lo que Adán hizo. En el momento que decidió hacerlo a su manera quebrantó el pacto. Eso se entiende mejor  analizando la cláusula del pacto.

2.   Cláusula del pacto

La cláusula de este pacto  consta de un mandamiento positivo, otro negativo y una sentencia penal contra la desobediencia al mandamiento negativo.  Encontramos referencia a esta cláusula en la siguiente escritura:

2:15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 2:16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 2:17 más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.[2] 

a.   El mandamiento positivo

Con el mandamiento positivo Dios le dio al hombre el derecho  a disfrutar  de la inmensa mayoría de la creación. De todo árbol del huerto podrás comer. Este es el mandamiento positivo. Supongo que en el huerto se hallaba toda la variedad de frutales y hortalizas  que Dios había creado. Lo que le fue dado para disfrutar  legítimamente era muchísimo más del noventa y nueve punto noventa y nueve por ciento.

b.   El mandamiento negativo

Más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás.  Este era el mandamiento negativo. Con este mandamiento Dios establece legalmente su soberanía sobre el hombre.  Le hace saber al hombre su deber de subordinarse a Dios. Le hace saber su derecho como creador a reservase cualquier parte de la creación.

La desobediencia a este mandamiento,  implicaba rechazo decidido y voluntario a la soberanía de Dios para erigirse en dios para si mismo.  Con la desobediencia, el hombre estaba diciendo que en sí mismo tenía la capacidad de guiar su vida a feliz término. Tal acción de parte del hombre era una manera de decirle a Dios que  se hiciera a un lado, que ya no lo necesitaba más, que  en adelante él sería norma para sí y no Dios. Esa sería una clara decisión altiva, arrogante, soberbia[3]. Una verdadera e insolente rebelión.

c.   La sentencia penal

Dios fue suficientemente claro con el hombre al advertirle las consecuencias de su rebelión. El día que de él comieres, ciertamente morirás. Esta sentencia es la parte central de la cláusula.

A la luz de las implicaciones de la desobediencia, esta es una sentencia realmente justa. La decisión de desobedecer al mandamiento de Dios no merecía menos que la muerte. La muerte es la justa consecuencia y pena contra la desobediencia a Dios.  Pues, con la desobediencia, el hombre estaba asumiendo que ya no necesitaba la fuente de la vida para subsistir y llevar su existencia y lo que Dios le dio a un estado glorioso. De manera que al desobedecer a Dios el hombre mismo decidió escoger la muerte.  La muerte es lo que el hombre escogió y lo que justamente merece. ¿Cómo pretenden tener vida los que quieren prescindir de Dios si Dios es la única fuente de la vida?

Los que escogen sus propios deseos en lugar del consejo de Dios, no deben quejarse de la muerte porque es lo que han escogido.  La muerte es realmente lo que el hombre quiso escoger para sí.

Es bien claro que de esta cláusula depende el estado y condiciones en las que el hombre ejerce su mayordomía.  Adán el primer hombre fue creado en un estado de justicia y santidad, y puesto en circunstancias especiales con la responsabilidad y posibilidad de permanecer y mejorar ese estado y condiciones originales o de perderlos. La obediencia a este mandamiento le permitía permanecer y mejorar el estado y condiciones en que había sido creado y puesto.  Si desobedecía lo perdería.  Si Adán quebrantaba la cláusula, el estado y condiciones para cumplir sus deberes ya no serían las mismas; ya no podría ejercer la mayordomía en un estado de vida sino en uno de muerte. La cláusula le exigía al hombre administrar la tierra en perfecta obediencia a Dios. Si  quebrantaba la cláusula, ninguno de sus deberes le sería quitado, pero si le sería quitado ciertos privilegios.

d.   Alcance del pacto

 

El pacto de Dios con Adán es de alcance universal, incluyó a toda su descendencia. Los deberes que en este pacto le fueron dados a Adán,  deben ser asumidos por todos los hombres y de la manera que Dios se los indicó a Adán. Mt.19:46; 1ª Tim.12, 13. En Adán  estaba representada toda su descendencia; una evidencia  de esto es que la respuesta de Adán a la cláusula del pacto afecto a toda su descendencia de diferentes maneras. Gn.3:23-24; Ro.3:23; 5:12, 17-19; 1ª Cor.15: 21-22.

 



[1] El matrimonio como Dios lo quiere de principio a fin. Ramiro Beltrán G. Inédito.
[2]  Al parecer esta cláusula fue dada a Adán antes que Dios creara a Eva, pero ella tenía conocimiento de la cláusula en el momento que fue tentada.  Gn.3:2,3.
[3] La soberbia, la arrogancia, la altives, es la tendencia a proceder prescindiendo de la palabra de Dios. Es la actitud  de hacer  las cosas conforme a nuestros deseos personales y no según los principios de la palabra de Dios.

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