TERCER DECRETO
Ex.20:
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Dt.
5:11
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No tomarás el nombre de Jehová tu
Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en
vano.
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No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no
dará por inocente al que tome su nombre en vano.
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INTRODUCCION
En el primer decreto Dios deja
claro que Él es único en su ser, por lo tanto no acepta sustitutos ni rivales de
ninguna naturaleza. Quienes no lo han reconocido y en lugar lo han sustituido por algo o alguien, Él también los
ha abandonado al extravió religioso espiritual
y a la inmoralidad. Ro.1:18-32; y
si no se arrepienten de su pecado, serán abandonados al tormento eterno 2ª.
Tes. 2:11; Ap.20:11-15; Hch.17:30-31.
En el segundo decreto Dios hace claro que Èl es incomparable. No
hay criatura en el cielo ni en la tierra con la cual pueda ser comparado. El no
acepta comparaciones con ninguna criatura: Is.40:25; 42:8. Él es
distinto y superior a la creación. 1°Ry.8:27. No es un ser físico, Jn.4:24, es el único espíritu infinito y eterno. No necesita
espacio ni tiempo para subsistir. Su naturaleza divina y su infinito poder se
pueden comprender o conocer por sus obras desde la creación. Ro.1:20; Sal.14:1.
En la segunda parte del segundo
decreto, Dios hace saber que no acepta que nos acerquemos a Él por cualquier
medio y de cualquier manera. No reconoce ni autoriza imágenes de nada ni de nadie para acercarnos
a Él. (Ex.20:5; Dt.5:8) hacerlo es
contrariar su santa voluntad, pecar contra Él desobedeciendo el segundo
decreto más importante de su santa ley.
En la segunda parte del segundo decreto
Dios también nos enseña que no aprueba las formas de adorar creadas por
iniciativa humana. Nos enseña que el
ingenio humano, la originalidad en asuntos de adoración, no tienen aprobación
divina, es condenada; lo que cuenta en la adoración a Dios, no es la
originalidad, ni el ingenio humano, sino, el conocimiento y la fidelidad a las normas y principios dados
en su palabra.
En síntesis, la intención de Dios en los dos primeros
decretos es corregir en su pueblo las malvadas tendencias de sustituirlo,
confundirlo y compararlo con las criaturas. En esos dos decretos Dios nos hace saber que no hay Dios fuera de
Él, Is.45:5,6; por lo cual no está dispuesto a tolerar rivales ni sustitutos;
ni acercamientos a Él que no sean conforme
los medios y principio mandados por Él mismo. El objetivo por excelencia de estos decretos
es vindicar y proteger su honor y dignidad.
El tercer decreto tiene la intención de
profundizar en la misma dirección: defender sus derechos divinos como Dios único.
El tercer decreto divino contiene un
mandamiento y una clausula, punitiva. El mandamiento es que no tomemos su nombre en vano. La cláusula
es que quien lo haga se acarreará
sentencia condenatoria. Con este tercer decreto
Dios quiere dejarnos claro que tiene unos derechos ante nosotros que reclama
legalmente, negárselos trae consecuencias penales. Lo estudiaremos a continuación,
reconociendo sus implicaciones, extrayendo sus lecciones y haciendo sus
respectivas aplicaciones. Siete implicaciones están detrás de este decreto,
tres teológicas y cuatro antropológicas.
A. IMPLICACIONES TEOLÓGICAS
Las implicaciones teológicas son las
que tienen que ver con lo que Dios es.
1. Primera implicación teológica:
Dios es el Ser a quien debemos absoluta
reverencia = admiración, respeto, confianza, y sujeción.
En la antigüedad, por lo general, los
nombres no solo se daban como un simple apelativo para nombrar a un individuo
distinguiéndolo de otros de la misma especie; la principal finalidad de los
nombres era indicar algún aspecto sobre saliente del carácter del individuo.
Dios es un ser que no puede ser
descrito con un solo sustantivo. Su
pueblo en el antiguo testamento se refería a él con diferentes nombres, según
la impresión que recibía en su relación con Él, y el aspecto de su carácter que
deseaban destacar. Lo llamaban, Adonay (Señor nuestro), Eloim (Dios supremo),
El Shaday (Señor de las alturas), entre otros. Cuando llamó a Moisés para
enviarlo a liberar a Israel de la esclavitud Egipcia le dijo
que su nombre eterno es JHVH,(Ex.3:1-15) En el hebreo es la forma
principal del verbo SER. Con ese nombre Dios quiere que su pueblo
entienda que Él es el absolutamente único: el siempre existente, el siempre
presente. El que era el que es y siempre será. El auto existente, El inmutable.
En el tercer decreto el nombre de Dios
incluye todo lo que Él Es. Encierra toda
su majestad. Con el tercer decreto Dios nos
llama la atención a su majestad. Su majestad es infinitamente superior a la del más grande
le los monarcas de este mundo, su majestad es suprema, divina. Su autoridad
está por encima de la de los más poderosos del mundo. Uno de los monarcas más
poderoso de la antigüedad experimentó la supremacía de la majestad de Dios de
una manera singular; después de siete años de comer hierva como los bueyes, por
creerse autosuficiente, reconoció la
supremacía de Dios y la declaró de la
siguiente manera:
Dn.4:34-35.
4:34 Mas al fin del tiempo (los
siete años de comer hierva como los
bueyes) yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue
devuelta; y bendije al Altísimo, y
alabé y glorifiqué al que vive para
siempre, cuyo dominio es sempiterno,
y su reino por todas las edades.
4:35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
4:35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
El tercer decreto del decálogo
sinaitico, nos exige reconocer de Dios
su suprema majestad: Su suprema soberanía. Dios no es cualquier ser, lo deja
claro en los dos primeros decretos y en este tercero lo reafirma. Él es el
único que existe y subsiste por sí mismo,
que no necesita de nada ni de nadie fuera de sí; el único que no le deba nada a nadie y todo se debe al
Él. Su autoridad está infinitamente por
encima de todas las criaturas. Su dominio es sempiterno, su reino por todas las
edades, hace según su voluntad en el ejército de los cielos, y en los
habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano y le diga: ¿Qué haces? Él
es el único digno de absoluta
reverencia, de absoluta confianza, de absoluta sujeción. Esto es lo que Dio nos
reclama con el tercer decreto, porque es su legítimo derecho. Ese derecho
implica que le debemos absoluta reverencia = admiración, y esto
incluye absoluta confianza y obediencia.
a. Lección
La lección de esta implicación es que
quien no tiene absoluta admiración y respeto a Dios, quien no tiene absoluta confianza
y obediencia a Él, está bajo sentencia condenatoria por irreverencia contra Dios,
la suprema majestad, la majestad eterna, y la más mínima falta contra la eterna
majestad tiene sentencia de condenación
eterna. Ap.21:8.
b. Aplicación
Si usted no ha confiado plenamente en Dios obedeciendo su palabra, ha
quebrantado el tercer decreto Divino. Debe acudir a Cristo, arrepentido(a),
debe confiar en los méritos de su sacrificio para su perdón y conversión. No
hay otro medio para que sea libre de la condenación por su pecado de
irreverencia contra Dios. Hch.4:12; 1ª. Tm.2:5.
2. Segunda implicación teológica:
Dios no es un ser a quien podemos pasar
por alto o ignorar impunemente.
Imagínese que usted tiene una gran finca con diversos climas y
paisajes, con manantiales, jardines y árboles de toda clase. ¿Le
gustaría tener una finca con esas características? Imaginase que usted es una persona muy
generosa, aunque no lo es como debe serlo, pero piense que lo es; en su finca también tiene a varias
personas a quien les ha dado libertad
para que disfruten de todo lo que hay en ella; todo lo que necesitan usted se
lo provee a esas personas, viven absolutamente de todo lo suyo. ¿Cómo cree que esas personas debían
sentirse y portarse con usted con tanta generosidad?
Contrario a lo que naturalmente
deberían sentir y ser esas personas con usted y su propiedad por su inmensa
generosidad, esas personas aunque saben
que sin lo que usted les provee no pueden vivir, maltratan y desperdician sus recursos,
contaminan sus manantiales, tiran la
basura en cualquier lugar y son
totalmente indiferentes usted y a lo que usted diga, cuando lo ven ni lo
determinan, lo tratan como si usted fuera el extraño y ellos los propietarios;
algunos incluso hablan en contra suya,
hacen burla, y hasta chistes de usted. ¿Cómo calificaría usted a esas personas?
¿Dejaría usted a estas personas en su
propiedad que siguieran disfrutando de
su bondad para siempre?
Dios es el ser a quien debemos
absolutamente todo lo que tenemos y disfrutamos; a Él debemos absoluta reverencia = admiración,
respeto, confianza, y sujeción. ¿Cómo ha sido su actitud y comportamiento para
con Él y el lugar que Dios le ha dado para subsistir: el apartamento, la casa,
el barrio, la ciudad, país y todos los recursos de la tierra en la que vive?
¿Cómo ha respondido a su santa palabra?
Nabucodonosor pretendió pasarlo por
alto estas verdades y Dios lo mandó a
vivir como y entre las bestias del campo.
Dn.4:29-32.
4:29……. paseando
en el palacio real de Babilonia, 4:30 habló el rey y dijo: ¿No es ésta la
gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para
gloria de mi majestad? 4:31 Aún estaba la palabra en la boca del rey,
cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha
sido quitado de ti; 4:32 y de entre los hombres te arrojarán, y con las
bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y
siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el
dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere.
Nabucodonosor estaba atribuyéndose a si
mimo la gloria que estaba disfrutando, pasando por alto que debía su
existencia, sus recursos, su sabiduría y autoridad al Dios de los cielos. Lo que Dios hizo con Nabucodonosor fue solo
darle una pequeña muestra de la sentencia merecida por su altives al pasar por
alto a Dios.
Algunos apropósitos han decidido desconocer a
Dios, declarándose ateos, creyendo que al tomar esta decisión también se libran
de responsabilidades para con él y de su juicio. Hace unos seis años los
comediantes Británicos Sanderson Jones y
Pippa Evans dieron origen a lo que ellos
llamaron la iglesia de los ateos. Este
movimiento está siendo impulsado por diferentes medios de comunicación.
En la actualidad organizan reuniones Dominicales a lo largo y ancho de EE.UU. y Australia,
promoviendo el ateísmo. En estas asambleas " hay predicaciones, canciones
congregacionales y conversaciones que
enseñan a los asistentes la manera de desarrollarse individualmente
independientemente de Dios. Las lecturas del día incluyen lecciones de física
sobre el origen del mundo y en vez de salmos se recita poesía y se corean canciones
de Queen o los Beatles.
Uno de sus fundadores, Sanderson Jones,
dice que es una pena no disfrutar de las
cosas buenas de la religión como, por ejemplo, el sentido de comunidad,
únicamente por un desacuerdo teológico". De manera que se le ocurrió la
idea de implementar las actividades de la religión pero Sin Dios.[1] El
objetivo principal es encontrar una nueva manera de conocer gente con ideas
afines, participar en la comunidad y reunirse en un ambiente dominado por la fe
de que Dios no existe. Es evidente que estas personas quieren seguir
disfrutando de las bendiciones de Dios, pero sin reconocer en lo más mínimo que
todo lo que disfrutan se lo deben a Dios.
Todas las personas que se adhieren a este movimiento piensan que su
insolencia les será pasada por alto por la eternidad. Tarde o temprano la cláusula penal del tercer decreto
sinaitico caerá sobre ellos.
Pero no solo los que decididamente
pretenden negar a Dios quebrantan el tercer decreto divino, también los que
dicen creer en Dios lo hacen con frecuencia. ¿De qué manera? Decir
que creemos en la existencia de Dios pero no vivir conforme a los mandamientos y
principios dados por Él en la Escritura, es tomar su santo nombre en vano, es
insolencia. Creer que las facultades,
recursos y logros que tenemos son dones que Dios nos ha dado pero no los usamos
conforme a la voluntad de Dios ni para realizar los propósitos para los cuales
Él nos los ha dado, es ser indiferente a Dios, es negar la suprema majestad de Dios, es
insolencia, es lo mismo que ser ateo, es tomar su santo nombre en vano. ¿Qué diferencia
hay entre el que niega la existencia de Dios y hace lo que le venga en gana y
el que cree que Dios existe, pero también hace lo que le parece, y no lo que
Dios dice?
c. Lección
Ignorar, ser indiferente o pasar por
alto a Dios en cualquier asunto, grande o pequeño, es una insolencia que trae
juicio. Todos los que conscientes o inconscientemente, ignoran, son
indiferentes, o pasan por alto a Dios, están bajo la sentencia condenatoria de
la cláusula divina de este santo decreto.
Tal vez su corazón esté pensando: Pero yo he sido indiferente a Dios
muchas veces y nada extremo me ha pasado.
Amigo que Dios no reprenda inmediatamente, a
todos los que le ignoran o pasan por alto, como lo hizo con Nabucodonosor, no
significa que nunca va a tratar con su insolencia; esto en lugar de indicar que
Dios le está pasando por alto su insolencia contra su santo nombre, puede ser
indicio de que le está acumulando todo para después. Lo que Dios hizo con
Nabucodonosor fue una reprensión misericordiosa dándole oportunidad de
arrepentirse. A la gran mayoría de
quienes pecan contra Dios de esta manera los deja sin ninguna reprensión, hasta que llegue el
día para aplicarles con todo el rigor
divino, la sentencia merecida por su insolencia
pasándolo por alto o teniéndolo en poco. Hay un día establecido cuan do Dios no
mandará a los burladores a comer pasto como los bueyes, los mandar a tormento de fuego eterno, Ap.21:8.
Dios ha establecido un día en el cual
juzgará a todos los hombres con justicia, por lo cual manda a todos los hombres
en todo lugar que se arrepientan de ignorarlo, Hch.17:30-31. En términos coloquiales con el tercer decreto
Dios nos deja claro que Él no es un pintado en la pared. No podemos ignorarlo o
pasarlo por alto impunemente. El tercer decreto nos exige tener siempre
presente la majestad de Dios: su autoridad soberana. El tercer decreto nos
exige además de absoluta gratitud, nos exige absoluta atención, confianza en
Él, en su palabra. Prv.3:5-8. Su palabra es más firme que el universo Mt.5:18;
Lc.21:33.
d. Aplicación
Lo peor que una persona puede hacer en
contra de sí misma es negar a Dios o ser indiferente a Él. No piense a migo que usted puede ser indiferente a Dios
impunemente. Si usted ha pasado por alto a Dios en cualquier asunto sea grande
o pequeño, es un insolente, ha
quebrantado el tercer decreto Divino, porque ha obrado pensando que Dios no es
real, que nada le debe, por lo tanto está bajo la sentencia penal de la
cláusula del tercer decreto, merece ser
apartado eternamente de su bondad. Debe arrepentirse de ignorar a Dios
(Hch.17:29-30) debe correr urgentemente a Cristo, confiar absolutamente en Él
para el perdón de su pecado de altives contra Dios y todos las demás formas de
pecar contra Dios; debe convertirse en humildad, gratitud, confianza y sumisión
a la palabra de Dios, por la fe en el Señor Jesucristo.1ª Jn.2:2-5. Si no lo hace terminará en el lugar
donde nadie jamás desearía terminar. Si
viene a Cristo y permanece en él, todas sus insolencias le serán perdonadas,
toda la justicia de Cristo será puesta a su cuenta, ninguna condenación hay
para los que están en él. Ro.8:1
3. Tercera implicación teológica:
Dios no es un ser a quien podamos
dirigirnos y referirnos de manera ligera e irreverente, sin acarearnos
sentencia condenatoria.
Debemos
recordar que Dios es el único ser a quien debemos absoluta reverencia; esto
incluye la razón y la manera como nos dirigimos y referimos a Él. Los judíos al saber esto decidieron, no pronunciar el
nombre de Dios para evitar profanarlo. Pero lo que Él prohíbe en este decreto, no es que pronunciemos su nombre, lo que prohíbe es
profanar su nombre. ¿Cuándo
profanamos el nombre de Dios dirigiéndonos o refiriéndonos a Él? Profanamos el nombre de Dios cuando nos
dirigimos o nos referimos a Él de manera irreverente. Ejemplos:
a. Profanamos el nombre de Dios al usar
su nombre como muletilla.
¿Qué es una muletilla? Una muletilla es una palabra o frase que se repite
mucho por hábito, en ocasiones llegando al extremo de no poder decir frase
alguna sin ella como un decir. Esto puede ocurrir en las oraciones; el Señor
Jesucristo dijo: Cuando oréis no uséis vanas repeticiones… Mt.6:7. También
ocurre en las predicaciones o durante ellas para animar; hay predicadores que
usan el nombre de Dios para llenar los vacíos entre argumento y argumento;
algunos en la congregación, gritan el nombre de Dios para ambientaliza el culto,
Creen estar exaltando el nombre de Dios cuando en verdad lo están profanando,
porque pronuncian el nombre de Dios no
porque están impresionados por su majestad, no porque alguna verdad bíblica les
ha impactado, sino por mera tradición
religiosa, con la intención de impresionar de ser muy espirituales o fervientes.
El verdadero fervor espiritual se expresa en la fidelidad a Dios con los deberes espirituales en todas las
áreas de la vida, sea privado o publica, familiar o eclesiástica. Algunos
confunden el fervor con el fanatismo. Hay una gran diferencia entre el
fanatismo y la fidelidad. El Fanatismo es hipocresía, el fervor espiritual es
fidelidad. El fanático es presuntuoso, el fiel es humilde, el fanático se
refiere a Dios de manera acelerada; el fiel es cuidadoso al usar su nombre. El fanático profana el nombre de Dios, el fiel
lo honra.
b. Profanamos el nombre de Dios cuando lo usamos como un simple saludo
de encuentro o despedida.
No
hay registro bíblico que el pueblo de Dios tomara el nombre de Dios como un
saludo común. El nombre de Dios no debe
ser invocado sobre cualquier persona y mucho menos sin saber por qué.
El
pueblo judío ha usado como saludo el
termino Shalom (en hebreo: שלום)
significa «paz» o
«bienestar»; pero lo usan según
la persona con quien se encuentren. Aun gentil o descarriado no lo saludan con
ese término.
Este
término en hebreo igual que en español,
es usado para referirse a la paz entre
dos partes (sea entre el hombre y Dios o entre hombre y hombre, o entre un
pueblo y otro) y también es usado para referirse una paz en el corazón o
ausencia de perturbación emocional.
La
raíz lingüística de shalom se vincula con le-shalem
alechim, que significa «completar, retribuir, compensar». Por eso se puede
decir que no se refiere sólo la ausencia
de conflicto o la desaparición de hostilidad, sino que el shalom significa
también un retorno al equilibrio, a la justicia y la integridad.
Los
judíos suelen utilizar la forma abreviada de la frase Shalom aleichem (literalmente
«la paz sea con vosotros»); es cierto que
la paz solo se halla en Dios, Ro.5:1, pero eso no significa que el nombre de
Dios debamos usarlo como un mero asunto de formalidad.
Los creyentes de la iglesia primitiva se saludaban con el
termino Maran atha; que significa Cristo viene. El apóstol Pablo la usò no
como saludo sino como una advertencia, mire las siguientes referencias. “El
que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema.
Maranatha.” (Primera
Corintios 16:22, RV1909)" “Si alguno no
ama al Señor, sea anatema. Maran atha..” (Primera epístola a los corintios
16:22, Nacar-Colunga)" “El que no quiera al Señor, ¡sea anatema!
«Maran atha.» ” (Primera epístola a los corintios 16:22, Biblia de Jerusalén
1976)"
Si los creyentes la pronunciaban al encontrasen o
despedirse, probablemente lo hacían, por lo menos al principio, con la
intención de alertarse unos a otros, no como mera formalidad, sino entendiendo
que en la venida de Cristo cada quien dará cuenta de cómo ha vivido.2ª.
Cor.5:10; Ro.2:16.
c. Profanamos el nombre de Dios cuando lo
pronunciamos en diminutivo.
Algunas
personas les parece que referirse a Dios
en diminutivo es una forma de mostrarle gran afecto y devoción, sin darse
cuenta que están profanando su santo nombre. Quienes se refieren a Dios en
diminutivo, pasan por alto la altísima
majestad de Dios, al tratarlo como en
ser doméstico, común e inferior.
d.
Profanamos
el nombre de Dios cuando hacemos
referencia a Él de manera jocosa o humorística:
Con
frecuencia el nombre de Dios es usado en chistes, canciones folclóricas para
divertir o distraer a la gente o entretenernos a nosotros mismos. Hacer mención
de Dios para divertir o entretener es una insolencia, penalizada en el tercer decreto divino.
e.
Se
profana el nombre de Dios cuando se usa como amuleto.
Para
algunas personas el nombre de Dios es su abra cadabra. Muchas personas creen
erróneamente que por solo nombrar a Dios
las cosas van a mejorar, o evitar las calamidades. Santo, bendito, Jesús,
sangre de Cristo, son referencias a Dios expresadas de manera supersticiosa,
como palabras mágicas. Algunos ponen a
sus negocios algún nombre de Dios para tener mejores ventas.
f.
Profanamos
el nombre de Dios cuando lo usamos como
un dicho de asombro o alivio
En
ocasiones las expresiones: santo,
bendito, Jesús, Cristo, Dios, sangre de Cristo, no son más que un wao dominicano. Dios, su nombre, nos debe asombrar, pero su
nombre no debe ser tomado como una palabra común para expresa de manera formal
o informal asombro o alivio. Hacerlo es profanar el santo nombre de Dios.
g.
Se profanan el nombre de Dios cuando es usado como gancho para vender un producto o llamar la
atención hacia un talento o necesidad nuestra.
Constantemente
al transporte público suben personas con un discurso sobre Dios con la
intención de despertar la compasión de los demás pasajeros para luego pedir monedas
o vender un producto, ofreciendo bendiciones de Dios, como si Él
repartiera bendiciones a voluntad ellos. Otros montan grandes escenarios y organizan
grandes eventos con la propaganda de ser para la gloria de Dios pero su
intención real es el lucro y su fama personal.
h. Se profana el nombre de Dios cuando se
habla a nombre de Él lo que no es palabra de Dios.
Algunos
pretendiendo ser ministros especiales de Dios
comunican mensajes diciendo que Dios les ha hablado cuando en realidad son presunciones de su
propio corazón Jr.14:14-16 Esta insolencia es muy frecuente en muchas
congregaciones.
Algunos predicadores después de leer el pasaje todo lo que
hacen es hablar de sus vivencias
religiosas en su ministerio, sus sueños y premoniciones. El relato de sus
experiencias religiosas, sus sueños y corazonadas es predicado a la iglesia como palabra de
Dios. Mis experiencias religiosas, mis sueños, mis premoniciones no son palabra
de Dios; La única palabra de Dios con la que cuenta el pueblo de Dios hasta que
Cristo regrese, es la Escritura inspirada por el Espíritu santo. Es cierto que
la biblia está raizada en vivencias cotidianas, no en especulaciones del
filosofar humano, pero esas vivencias fueron cuidadosamente seleccionadas e
infaliblemente interpretadas por los escritores inspirados por el Espíritu
Santo para la posterior enseñanza del pueblo de Dios. 1ªCor.10:1-12; Gal.4:22.
También es cierto que la biblia dice que Dios habló
mediante, apariciones teofanícas, voz audible, y elementos como el Tumim y el
Urim, por inspiración, sueños, y visiones, tipos y símbolos; sin embargo eso no
significa que ese sería el medio normativo por el cual guiaría a su pueblo.
Igual que las vivencias tomadas para enseñanza, esos sueños, visiones, tipos y
símbolos, fueron seleccionados y puestos
por escrito, para que la Escritura fuera la norma final y definitiva; y es la misma Escritura la que provee la
correcta interpretación de sus visiones, sueños, símbolos y tipos.
Los tipos y los símbolos fueron medios auxiliares,
no principales en el proceso de revelación. Los sueños, y las visiones eran medios provisionales,
temporales, no definitivos; en la medida en que la voluntad de Dios iba siendo
puesta por escrito, estos medios eran menos necesarios, la Escritura fue
convirtiéndose en la regla determinante. Mientras iba habiendo revelación,
también iba apareciendo la Escritura Sagrada. Cuando cesaba la revelación,
también cesaba la Escritura, de modo que si
la revelación había de continuar
después de los apóstoles, también había
de continuar añadiéndose escritos a la biblia. Ya que la Escritura es suficiente para la
edificación del pueblo de Dios, los sueños y premoniciones actualmente no son
medios de revelación, por lo cual no deben ser expuestos, ni aceptados como
palabra de Dios. Solo la Escritura la biblia es palabra de Dios. La predicación
es palabra de Dios, solo en la medida en que el predicador interpreta y expone con fidelidad a la
Escritura.
El conocimiento de Cristo, la fe verdadera, el nuevo
nacimiento, la conversión verdadera, la santidad, y la preservación de la
iglesia, no ocurre por la predicación de mis experiencias religiosas, de mis sueños, y mis premoniciones. Esto ocurre mediante la predicación de la
Escritura.1Cor.1:21; 1P.1:23,25; 1Tm.3:16-17; Slm.119:105; 130.
La corrupción de una iglesia comienza cuando sus
ministros comienzan a añadir a la palabra de Dios sus presunciones, o las
supersticiones importadas de otras
religiones porque les parasen prácticas y atractivas. En la actualidad
hay una gran cantidad de congregaciones que han dejado de ser guiadas por las
Escrituras. Han sido extraviadas por presuntas revelaciones, de pretendidos
profetas. Dicen que son guiados por el espíritu Santo, pero ignoran que el
Espíritu Santo guía a la iglesia por la Escritura, no independiente de ella y
mucho menos en contra de ella. Hay
muchas de esas supuestas revelaciones que son contrarias a la Escritura y
generan conductas que no corresponden a la sana doctrina. Hay otras muchas de estas supuestas
revelaciones que no van en contra de la Escritura, pero no son revelación,
pues, la Escritura ya lo contiene; y si ya ha sido revelado en la Escritura, ¿Por
qué no honrar Dios citando la Escritura
en lugar de presumir? ¿Por qué no conformarnos a la Escritura?
Estas personas profanan el nombre de Dios diciendo que Dios ha dicho lo que en
realidad no ha dicho.[2]
i.
Se
profanan el nombre de Dios cuando una
persona se llama creyente y no vive conforme a los principios y valores de la
palabra de Dios.
Creer
en Dios es más que aceptar la existencia de Dios, y formar parte de una denominación cristiana sea
católico o protestante. Ser creyente es vivir en todo conforme al consejo de
Dios; Prv.3:5-8; El Señor Jesucristo dijo que algunos honran a Dios de labios pero no en su corazón,
en vano le honran (Mt.15:8) asumiendo
como doctrina de Dios mandamientos de hombre. Muchas personas se autodenominan
creyentes en Dios pero no asumen sus roles conforme a los principios y valores
de la ley de Dios.
Los
varones que honran el nombre de Dios asumen sus roles como principales
mayordomos de la obra de Dios, en el hogar como esposo y padre o como hijo; en
la iglesia, asumen con diligencia sus deberes de miembro, promoviendo los principios
y valores del reino de Dios entre los demás varones, desempeñando con fidelidad
y excelencia las funciones que se le delega, tomando iniciativas para
fortalecer la fraternidad cristiana entre los miembros de la iglesia,
respaldando las labores pastorales. En la sociedad en general asumiendo con
fidelidad sus deberes con, el empleo,
los negocios, la naturaleza, el estado y la sociedad humana en general,
conforme a los principios y valores del reino de Dios y dando a conocer el
evangelio de Cristo a todos.
Varones: ¿Conoce usted sus roles en el hogar,
la iglesia y la sociedad, según la voluntad de Dios? Si no los conoce probablemente
esta profanando el nombre de Dios, y si los conoce y no los asume como Dios lo
ha mandado esta profanando el nombre de Dios con mayor culpabilidad. Quienes no asumen sus roles conforme a los
principios y valores del reino de Dios, profanan el nombre de Dios, desprecian
la sabiduría y autoridad de Dios.
Las
mujeres que honran el nombre del Señor asumen
sus roles como ayuda adecuada de los varones en la mayordomita del hogar, la iglesia y la sociedad no conforme a sus tendencias
naturales personales, sino conforme a los principios y valores del reino de
Dios.
Mujeres: ¿Conocen sus roles en el hogar, la
iglesia y la sociedad, conforme a la voluntad de Dios? Si no los conoce probablemente está
profanando el nombre de Dios y acarreándose sentencia condenatoria sin darse
cuenta. Las mujeres que no asumen sus roles en el hogar, la iglesia, y la
sociedad conforme a la voluntad de Dios profanan el nombre de Dios, porque
tienen en poco su sabiduría y autoridad.
j.
Profanamos el nombre de Dios cuando le adoramos con
actitud frívola o folclórica, en lugar de adorarlo de manera jubilosa y solemne.
Algunos
cultos son más parecidos a un velorio
que a un servicio de adoración al Dios de los cielos. La Escritura dice: Servid
a Jehová con alegría, venid ante su presencia con regocijo, Sal.100:2. Otros cultos parecen una parranda, están muy
lejos de ser una solemne expresión de admiración y respeto a la santa y suprema
majestad. La biblia dice: Cuando fueres a la casa de Dios acércate más para oír
que para ofrecer el sacrificio de los necios, porque no saben que hacen mal.
Ecl. 5:1
k. Profanamos el nombre de Dios cuando le
adoramos según nuestra imaginación y no conforme a los principios dados en su
palabra.
La adoración a Dios no es un asunto de originalidad
e ingenio, la adoración a Dios es un asunto de obediencia, de fidelidad a las
directrices divinas. Ex.30:34-38, La Escritura narra el caso de dos ministros
que pretendieron ser ingeniosos al
adorar a Dios y les costó la vida Lv.10:1-3;
la adoración a Dios es un asunto que
debe originarse en el alma pero conforme a la verdad. Jn.5:24; 17:17. Sino es conforme a esto es profanación.
l.
Profanamos
el nombre de Dios cuando nuestra prioridad no es honrarle.
Profanamos
el nombre de Dios cuando ponemos nuestros intereses por encima de los intereses
del reino de Dios. El señor Jesús le dijo a algunos: me buscáis no porque
habéis comprendido el mensaje de las señales,(énfasis mío) sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
Trabajad…. por el alimento que da vida eterna (paráfrasis mía)(Jn. 6:26-27);
Buscar al Señor por satisfacer las
necesidades temporales es tomar su nombre en perjuicio nuestro. Para algunos
Dios es igual a papa Noel, aquel a quien acuden solo para que les satisfaga
ciertos gustos, no a quien deben absoluta confianza y sujeción.
No
es lo mismo buscar a Dios por lo que Él es, que buscarlo para que satisfaga
nuestras necesidades físicas de alimento, salud, y comodidad. Los que en verdad honran a Dios se deleitan
en Él aun en las calamidades, Un ejemplo de estas personas es Habacuc y el apóstol
Pablo, Hbc.3:17-18; Fil.4:12-13. Cuando preferimos nuestra satisfacción y comodidad
antes que sacrificarnos por la gloria de Dios, estamos creyendo que Dios existe
para estar a nuestro servicio, no nosotros para servirle a Él; esto es una insolencia;
es profanar el nombre de Dios.
m. Profanan el nombre de Dios
quienes no asumen sus deberes espirituales debidamente.
La
Escritura dice: maldito el que hiciere indolentemente la obra del Señor…..,
Jr.48:10; Esto lo dijo Dios respecto a unan resolución de Juicio contra Moab,
pero es aplicable a cualquier deber piadoso. Lo que Dios manda debe ser hecho con
toda la voluntad, no de mala gana. Hacerlo de mala gana es tener en poco su autoridad, su
nombre, trae sentencia condenatoria. El servicio a Dios debe ser realizado con
todo el ánimo, con toda la energía, con toda diligencia, sea cual sea. Algunos
abandonan sus privilegios y deberes con
la iglesia de Cristo indolentemente. Dice
la Escritura:
Mantengamos firme, sin fluctuar la profesión de nuestra esperanza,
porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos
unos a otros al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos como
algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más cuando aquel día
se acerca. Heb.10:23-25
¿Cómo
mantenemos firme la profesión de nuestra esperanza y nos estimulamos unos a
otros al amor y a las buenas obras? El versículo 25 responde: No dejando de
congregarnos. Es en y con las reuniones de adoración que consolidamos nuestra
profesión cristiana y nos estimulamos mutuamente al amor y a las buenas obras.
A la luz de esto quienes se ausentan de las
asambleas de culto, por comodidad, abandonan sus privilegios y sus deberes para
con los demás miembros de la iglesia, son indolentes con la palabra de Dios que
nos exhorta a no dejar de congregarnos; son indolentes consigo mismos y con los
demás miembros de la iglesia; están renunciando a estimular y exhortar a otros miembros al amor
y a las buenas obras; están renunciando al estímulo y a la exhortación al amor
y a las buenas obras por parte de los
demás miembros de la iglesia.
Los
que abandonan las reuniones de adoración menosprecian las bendiciones
espirituales que Dios imparte de manera especial en esos tiempos de fraternidad
(Sal. 133) En la fraternidad Cristiana Dios imparte bendiciones espirituales
eternas que no imparte en otros ámbitos. De manera que quienes abandonan las
reuniones de fraternidad cristiana, profanan el nombre de Dios porque
menosprecian las bendiciones que Dios imparte en ellas, y menosprecian al Dios
que las imparte y quien nos manda a que
nos congreguemos.
Los
indolentes abandonan la iglesia, y luego excusan su indolencia hacia Dios y su
iglesia, acusando a la iglesia de indolente,
agravando con ello su insolencia contra Dios y su iglesia.
Por sus implicaciones es evidente que El tercer
decreto es el corazón de la ley de Dios. Este mandamiento nos exige reconocer a
Dios en la plenitud que se nos revela en la Biblia. Nos exige suprema atención,
reverencia, confianza, entrega y obediencia a toda su santa palabra.
Cuando Dios nos manda a no tomar su nombre en vano,
nos está diciendo que tengamos muy en cuenta lo que Él es y dice. No tomar el
nombre de Dios en vano implica actuar con mucho cuidado en toda nuestra manera
de vivir, al dirigirnos a Dios y al usar su santo nombre. Hacer mención de Dios
por cualquier cosa es un acto de irreverencia ante Él. Muchas veces lo
nombramos como un dicho o frase de cajón, otras veces lo hemos hecho con
palabras dulces y tiernas pensando que de esta manea lograremos aplacar su ira
contra nuestra mala conducta o seducirlo para nuestros intereses paganos y
egoístas.
No tomar el nombre de Dios en vano nos exige un real
conocimiento de la majestad o autoridad del ser divino. Dios. Muchos
reconocemos a Dios como proveedor y protector pero pocos lo han querido
reconocer como Dios Rey y Señor; odian sus mandamientos. Muchas personas dicen
que creen y aman a Dios pero viven a su propia manera y no conforme a la ley de
Dios.
El
tercer mandamiento nos exige principalmente reconocer la autoridad de Dios, por
tanto nos exige atención cuidadosa a su palabra, reverencia y respeto a su
majestad en toda nuestra manera de vivir, al invocarle o dirigirnos a Él. Su
nombre no debe ser usado en cualquier asunto, ni tomado por cualquier motivo,
ni mencionado en cualquier caso. Cuando lo hacemos incurrimos en pecado contra
su Santa Majestad.
B. IMPLICACIONES ANTROPOLÓGICAS
Las
implicaciones antropológicas son las que tiene que ver con los factores del hombre que hicieron necesario la
promulgación de este decreto.
1. El tercer decreto divino implica que
la insolencia contra Dios es natural común y corriente.
Si
Dios tuvo que Darles a los hombres un decreto contra la insolencia hacia él, es
porque la insolencia de parte del hombre
hacia Dios se hizo natural, común y constante. La tendencia del corazón humano de,
confundir, comparar y sustituir a Dios con las criaturas es una tendencia común
sutil e insolente, profana; pero también es una tendencia común, sutil e insolente la tendencia de ignorar
a Dios o pasarlo por alto en cualquier asunto; ¿Quién no ha pasado por alto a
Dios en algún asunto? También es común
sutil e insolente la tendencia de
dirigirse y referirse a Él de manera ligera, folclórica e irreverente.
Ningún
pecado es tan común y constante en los hombres como el de la insolencia contra
Dios. Hay personas que nunca han cometido homicidio, hurto ni adulterio, pero
no hay persona que no haya sido
insolente contra Dios; La insolencia está involucrada en todo tipo de
pecado, pero todo tipo de pecado no está involucrado en el pecado de la
insolencia. Nadie comete homicidio, hurto, adulterio o fornicación con la misma
frecuencia que comete insolencia o profanación contra Dios. Se comete
insolencia orando, cantando, predicando, escuchando la predicación de la
palabra de Dios, o dejando de escucharla. Todo desacato a la palabra de Dios es
una insolencia. La insolencia está presente en todo
asunto en el que se tiene en poco la
majestad de Dios.
2. El tercer decreto divino también implica que la insolencia de los
hombres contra Dios no es una tendencia normal, justa
Si la tendencia del corazón humano de
confundir, comparar y sustituir a Dios con las criaturas fuera una tendencia
normal y justa Dios no hubiese emitido el tercer decreto; Si la tendencia de ignorar
a Dios o pasarlo por alto fuera una conducta normal y justa el tercer decreto
no tendría ninguna importancia. Si la costumbre humana de dirigirse y referirse a Dios de manera
ligera, folclórica e irreverente fuera una costumbre normal sana y justa hacia
Dios entonces el anormal e injusto seria Dios al condenar tal conducta.
¿Quiénes de los que están presentes se
consideran humanamente cuerdos? Vuelva a imaginarse siendo dueño de una hermosa
finca con todas las clases de requisas naturales que hay en la tierra: climas,
paisajes y climas, con todos los recurso propios de cada uno? Consideraría usted normales y justas a las personas a quien les ha dado libertad para que
disfruten de todo lo que usted tiene en
su finca, a quienes usted provee todo lo que esas personas, necesitan para
vivir y todo lo que disfrutan, y en respuesta a toda esa bondad suya, destruyen
sus bienes mal usándolos, desperdiciándolos, y además de eso son indiferentes
con usted y lo que usted les dice para poderlos dejar que sigan disfrutando de
su bondad? ¿Alguno de ustedes se atreve a decir que la conducta de esas
personas es normal y justa?
3. El tercer decreto divino implica que
la insolencia contra Dios no será tolerada para siempre.
Por la longanimidad, de Dios, el
corazón humano, tiende a pasar por alto su majestad. Dice la Escritura: que por
cuanto no se ejecuta enseguida sentencia sobre la mala obra, el corazón de los
hombres se habitúa más al mal; pero también dice que aunque los hombres
multipliquen la maldad y duren muchos años, su dicha no será para siempre, por cuanto no temen a Dios. Ecl: 8:11-13.
El tiempo máximo que Dios le ha dejado
a los insolentes para disfrutar de sus pecados es solo el tiempo que vivan en este mundo, luego su desdicha será
eternamente inconsolable.Mt.25:46.
4. El tercer decreto divino también implica que es responsabilidad de cada
persona corregir su insolencia hacia Dios.
En las anteriores implicaciones hemos visto
las distintas maneras como se suele tomar el nombre de Dios de manera liviana o vacía.
Hemos visto también que esta insolencia hacia Dios es una tendencia común
y constante, anormal e injusta, condenable, que no será tolerada para siempre;
esto a su vez implica que cada persona es responsable, culpable y tendrá que
dar cuenta de sus propias insolencias contra Dios; implica que es responsabilidad
de cada persona corregir y evitar su insolencia, porque no dará Jehová Dios por
inocente al que tomare su nombre de
manera liviana o vacía.
¿Cómo puede una persona corregir su insolencia siendo algo
que es congénito?
La corrección de la insolencia como la
de cualquier pecado, es realmente compleja.
¿Si usted dejara de ser insolente contra Dios a partir de este momento, cree
que iría a la gloria de Dios por dejar de ser insolente a partir de este
momento? No; si fuere posible para usted que un pecador dejara de ser insolente
por sí mismo, eso no le libraría de la condenación merecida por las insolencias
cometidas desde que nació hasta este momento. Dios no perdona los pecados de
los años pasados a cambio de que usted deje de pecar los años que le faltan,
esa no es la política de Dios; quizás sea la del presidente juan Manuel Santos,
pero no es la de Dios. Dio no puede
dejar ningún delito impune.
La justicia de Dios solo perdona los
pecados de una persona que ha pecado, si otra persona que no es pecadora ha
pagado por ellos. Si un pecador no tiene quien ha pagado por sus pecados,
aunque dejara de pecar el resto de su vida ira al infierno eternamente por sus
pecados aunque no hayan sido muchos.
Pero los pecadores no solo necesitan
ser perdonados de los pecados pasados,
necesitan ser perdonados de todos los pecados, y ser regenerados de alma y
cuerpo para que puedan ir a la gloria de
Dios; pero igual que para el perdón, alguien no pecador tiene que pagar
el precio de esa regeneración.
Solo hay una persona que ha pagado el
precio de estas bendiciones; esa persona es Cristo, el unigénito del padre
(1ªP.3:18) Él es el único por cuya justicia y sacrificio Dios perdona a los
pecadores y da vida eterna, Jn.3:16. El que cree en él no es condenado, pero el
que reúsa creer en él ya es condenado.Jn.3:18.
No reúse creer en Cristo porque no hay
otro nombre mediante quien podamos ser salvos (Hch.4:12), porque no hay otro
mediador entre Dios y los pecadores 1ª Tm.2:5. Todos los que creen en Cristo y
únicamente ellos tienen garantía de perdón, Ro.8:1; todos ellos y solo ellos
son hechos nuevas criaturas, 2ª Cor.5:17; y ya no andan conforme a sus deseos
carnales sino conforme a la voluntad del Espíritu de Cristo (Ro.8:1b-4)
revelada en la escritura para santificar a los que son Dios; 2ª Tm. 3:16-17.
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