lunes, 2 de diciembre de 2013

TERCER DECRETO


TERCER DECRETO

Ex.20:
Dt. 5:11
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. 
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no dará por inocente al que tome su nombre en vano.

 

INTRODUCCION

En el primer decreto Dios  deja  claro  que Él  es único en su ser, por lo tanto no acepta sustitutos ni rivales de ninguna naturaleza. Quienes no lo han reconocido y en lugar lo han  sustituido por algo o alguien, Él también los ha abandonado al extravió religioso espiritual  y a la inmoralidad. Ro.1:18-32;  y si no se arrepienten de su pecado, serán abandonados al tormento eterno 2ª. Tes. 2:11; Ap.20:11-15; Hch.17:30-31.

En el segundo decreto  Dios hace claro  que Èl es incomparable. No hay criatura en el cielo ni en la tierra con la cual pueda ser comparado. El no acepta comparaciones con ninguna criatura: Is.40:25; 42:8. Él es distinto y superior a la creación. 1°Ry.8:27. No es un ser físico, Jn.4:24, es el único espíritu infinito y eterno. No necesita espacio ni tiempo para subsistir. Su naturaleza divina y su infinito poder se pueden comprender o conocer por sus obras desde la creación. Ro.1:20; Sal.14:1.

 

 En la segunda parte del segundo decreto, Dios hace saber que no acepta que nos acerquemos a Él por cualquier medio y de cualquier manera. No reconoce ni autoriza  imágenes de nada ni de nadie para acercarnos a  Él. (Ex.20:5; Dt.5:8) hacerlo es contrariar su santa voluntad, pecar contra Él desobedeciendo  el segundo  decreto más importante de su santa ley.

En la segunda parte del segundo decreto Dios también nos enseña que no aprueba las formas de adorar creadas por iniciativa humana. Nos enseña que  el ingenio humano, la originalidad en asuntos de adoración, no tienen aprobación divina, es condenada; lo que cuenta en la adoración a Dios, no es la originalidad, ni el ingenio humano, sino, el conocimiento y  la fidelidad a las normas y principios dados en su palabra.

En síntesis,  la intención de Dios en los dos primeros decretos es corregir en su pueblo las malvadas tendencias de sustituirlo, confundirlo y compararlo con las criaturas. En esos dos decretos  Dios nos hace saber que no hay Dios fuera de Él, Is.45:5,6; por lo cual no está dispuesto a tolerar rivales ni sustitutos; ni acercamientos a Él que no sean conforme  los medios y principio mandados por Él mismo.  El objetivo por excelencia de estos decretos es vindicar y proteger su honor y dignidad.

El tercer decreto tiene la intención de profundizar en la misma dirección: defender sus derechos divinos como Dios único.  El tercer decreto divino contiene un mandamiento y una clausula, punitiva. El mandamiento es  que no tomemos su nombre en vano. La cláusula es  que quien lo haga se acarreará sentencia condenatoria. Con este  tercer decreto Dios quiere dejarnos claro que tiene unos derechos ante nosotros que reclama legalmente, negárselos trae consecuencias penales. Lo estudiaremos a continuación, reconociendo sus implicaciones, extrayendo sus lecciones y haciendo sus respectivas aplicaciones.  Siete  implicaciones están detrás de este decreto, tres teológicas y cuatro antropológicas.

 

A.     IMPLICACIONES TEOLÓGICAS

Las implicaciones teológicas son las que tienen que ver con lo que  Dios es.

1.      Primera implicación teológica:

Dios es el Ser a quien debemos absoluta reverencia = admiración, respeto, confianza, y sujeción.

En la antigüedad, por lo general, los nombres no solo se daban como un simple apelativo para nombrar a un individuo distinguiéndolo de otros de la misma especie; la principal finalidad de los nombres era indicar algún aspecto sobre saliente del carácter del individuo.

Dios es un ser que no puede ser descrito con un solo sustantivo.  Su pueblo en el antiguo testamento se refería a él con diferentes nombres, según la impresión que recibía en su relación con Él, y el aspecto de su carácter que deseaban destacar. Lo llamaban, Adonay (Señor nuestro), Eloim (Dios supremo), El Shaday (Señor de las alturas), entre otros. Cuando llamó a Moisés para enviarlo a liberar a Israel de la esclavitud Egipcia  le dijo  que su nombre eterno es JHVH,(Ex.3:1-15) En el hebreo es la forma principal  del verbo  SER.  Con ese nombre Dios quiere que su pueblo entienda que Él es el absolutamente único: el siempre existente, el siempre presente. El que era el que es y siempre será. El auto existente, El inmutable.

En el tercer decreto el nombre de Dios incluye todo  lo que Él Es. Encierra toda su majestad. Con el tercer decreto Dios nos  llama la atención a su majestad. Su majestad  es infinitamente superior a la del más grande le los monarcas de este mundo, su majestad es suprema, divina. Su autoridad está por encima de la de los más poderosos del mundo. Uno de los monarcas más poderoso de la antigüedad experimentó la supremacía de la majestad de Dios de una manera singular; después de siete años de comer hierva como los bueyes, por creerse autosuficiente,  reconoció la supremacía de Dios  y la declaró de la siguiente manera:

Dn.4:34-35.

4:34 Mas al fin del tiempo (los siete años de comer hierva como  los bueyes) yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades.
4:35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? 

El tercer decreto del decálogo sinaitico, nos exige  reconocer de Dios su suprema majestad: Su suprema soberanía. Dios no es cualquier ser, lo deja claro en los dos primeros decretos y en este tercero lo reafirma. Él es el único que existe y subsiste por sí mismo,  que no necesita de nada ni de nadie fuera de sí; el único  que no le deba nada a nadie y todo se debe al Él.  Su autoridad está infinitamente por encima de todas las criaturas. Su dominio es sempiterno, su reino por todas las edades, hace según su voluntad en el ejército de los cielos, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano y le diga: ¿Qué haces? Él es el  único digno de absoluta reverencia, de absoluta confianza, de absoluta sujeción. Esto es lo que Dio nos reclama con el tercer decreto, porque es su legítimo derecho. Ese derecho implica  que le debemos absoluta reverencia = admiración, y esto incluye absoluta confianza y obediencia.

a.      Lección

La lección de esta implicación es que quien no tiene absoluta admiración y respeto a Dios, quien no tiene absoluta confianza y obediencia a Él, está bajo sentencia condenatoria por irreverencia contra Dios, la suprema majestad, la majestad eterna, y la más mínima falta contra la eterna majestad  tiene sentencia de condenación eterna. Ap.21:8.

b.     Aplicación

Si usted  no ha confiado  plenamente en Dios obedeciendo su palabra, ha quebrantado el tercer decreto Divino. Debe acudir a Cristo, arrepentido(a), debe confiar en los méritos de su sacrificio para su perdón y conversión. No hay otro medio para que sea libre de la condenación por su pecado de irreverencia contra Dios. Hch.4:12; 1ª. Tm.2:5.

2.      Segunda implicación teológica:

Dios no es un ser a quien podemos pasar por alto o ignorar impunemente.

Imagínese que usted tiene una  gran finca con diversos climas y paisajes,   con manantiales,  jardines y árboles de toda clase. ¿Le gustaría tener una finca con esas características?  Imaginase que usted es una persona muy generosa, aunque no lo es como debe serlo, pero piense que lo es;  en su finca también tiene a varias personas   a quien les ha dado libertad para que disfruten de todo lo que hay en ella; todo lo que necesitan usted se lo provee a esas personas, viven absolutamente de todo lo suyo.  ¿Cómo cree que esas personas debían sentirse  y portarse con usted con  tanta generosidad?

Contrario a lo que naturalmente deberían sentir y ser esas personas con usted y su propiedad por su inmensa generosidad, esas  personas aunque saben que sin lo que usted les provee no pueden vivir,  maltratan y desperdician sus recursos, contaminan sus manantiales,  tiran la basura en cualquier lugar y  son totalmente indiferentes usted y a lo que usted diga, cuando lo ven ni lo determinan, lo tratan como si usted fuera el extraño y ellos los propietarios; algunos incluso  hablan en contra suya, hacen burla, y hasta chistes de usted. ¿Cómo calificaría usted a esas personas? ¿Dejaría usted a estas personas  en su propiedad  que siguieran disfrutando de su bondad para siempre?

Dios es el ser a quien debemos absolutamente todo lo que tenemos y disfrutamos; a Él  debemos absoluta reverencia = admiración, respeto, confianza, y sujeción. ¿Cómo ha sido su actitud y comportamiento para con Él y el lugar que Dios le ha dado para subsistir: el apartamento, la casa, el barrio, la ciudad, país y todos los recursos de la tierra en la que vive? ¿Cómo ha respondido a su santa palabra? 

Nabucodonosor pretendió pasarlo por alto estas verdades  y Dios lo mandó a vivir como y entre las bestias del campo.

Dn.4:29-32.

4:29……. paseando en el palacio real de Babilonia, 4:30 habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?  4:31 Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; 4:32 y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. 

Nabucodonosor estaba atribuyéndose a si mimo la gloria que estaba disfrutando, pasando por alto que debía su existencia, sus recursos, su sabiduría y autoridad  al Dios de los cielos.  Lo que Dios hizo con Nabucodonosor fue solo darle una pequeña muestra de la sentencia merecida por su altives al pasar por alto a Dios.

 Algunos apropósitos han decidido desconocer a Dios, declarándose ateos, creyendo que al tomar esta decisión también se libran de responsabilidades para con él y de su juicio.  Hace unos seis años  los comediantes  Británicos Sanderson Jones y Pippa Evans  dieron origen a lo que ellos llamaron la iglesia de los ateos.  Este movimiento está siendo impulsado por diferentes medios de comunicación.  

En la actualidad organizan  reuniones Dominicales  a lo largo y ancho de EE.UU. y Australia, promoviendo el ateísmo. En estas asambleas " hay predicaciones, canciones congregacionales y conversaciones   que enseñan  a los asistentes  la manera de desarrollarse individualmente independientemente de Dios. Las lecturas del día incluyen lecciones de física sobre el origen del mundo y en vez de salmos se recita poesía y se corean canciones de Queen o los Beatles.

Uno de sus fundadores, Sanderson Jones, dice que es  una pena no disfrutar de las cosas buenas de la religión como, por ejemplo, el sentido de comunidad, únicamente por un desacuerdo teológico". De manera que se le ocurrió la idea de implementar las actividades de la religión pero Sin Dios.[1] El objetivo principal es encontrar una nueva manera de conocer gente con ideas afines, participar en la comunidad y reunirse en un ambiente dominado por la fe de que Dios no existe. Es evidente que estas personas quieren seguir disfrutando de las bendiciones de Dios, pero sin reconocer en lo más mínimo que todo lo que disfrutan se lo deben a Dios.  Todas las personas que se adhieren a este movimiento piensan que su insolencia les será pasada por alto por la eternidad.  Tarde o temprano  la cláusula penal del tercer decreto sinaitico caerá sobre ellos.

Pero no solo los que decididamente pretenden negar a Dios quebrantan el tercer decreto divino, también los que dicen creer en Dios lo hacen con frecuencia. ¿De qué manera?   Decir que creemos en la existencia de Dios pero no vivir conforme a los mandamientos y principios dados por Él en la Escritura, es tomar su santo nombre en vano, es insolencia.  Creer que las facultades, recursos y logros que tenemos son dones que Dios nos ha dado pero no los usamos conforme a la voluntad de Dios ni para realizar los propósitos para los cuales Él nos los ha dado, es ser indiferente a Dios,  es negar la suprema majestad de Dios, es insolencia, es lo mismo que ser ateo, es  tomar su santo nombre en vano. ¿Qué diferencia hay entre el que niega la existencia de Dios y hace lo que le venga en gana y el que cree que Dios existe, pero  también hace lo que le parece, y no lo que Dios dice?  

c.      Lección

Ignorar, ser indiferente o pasar por alto a Dios en cualquier asunto, grande o pequeño, es una insolencia que trae juicio. Todos los que conscientes o inconscientemente, ignoran, son indiferentes, o pasan por alto a Dios, están bajo la sentencia condenatoria de la cláusula divina de este santo decreto.  Tal vez su corazón esté pensando: Pero yo he sido indiferente a Dios muchas veces y nada extremo me ha pasado.

 Amigo que Dios no reprenda inmediatamente, a todos los que le ignoran o pasan por alto, como lo hizo con Nabucodonosor, no significa que nunca va a tratar con su insolencia; esto en lugar de indicar que Dios le está pasando por alto su insolencia contra su santo nombre, puede ser indicio de que le está acumulando todo para después. Lo que Dios hizo con Nabucodonosor fue una reprensión misericordiosa dándole oportunidad de arrepentirse.  A la gran mayoría de quienes pecan contra Dios de esta manera los deja  sin ninguna reprensión, hasta que llegue el día  para aplicarles con todo el rigor divino, la sentencia merecida por su insolencia  pasándolo por alto o teniéndolo en poco.   Hay un día establecido cuan do Dios no mandará a los burladores a comer pasto como los bueyes, los mandar  a tormento de fuego eterno, Ap.21:8.

Dios ha establecido un día en el cual juzgará a todos los hombres con justicia, por lo cual manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan de ignorarlo, Hch.17:30-31.  En términos coloquiales con el tercer decreto Dios nos deja claro que Él no es un pintado en la pared. No podemos ignorarlo o pasarlo por alto impunemente. El tercer decreto nos exige tener siempre presente la majestad de Dios: su autoridad soberana. El tercer decreto nos exige además de absoluta gratitud, nos exige absoluta atención, confianza en Él, en su palabra. Prv.3:5-8. Su palabra es más firme que el universo Mt.5:18; Lc.21:33.

d.     Aplicación

Lo peor que una persona puede hacer en contra de sí misma es negar a Dios o ser indiferente a Él. No piense  a migo que usted puede ser indiferente a Dios impunemente. Si usted ha pasado por alto a Dios en cualquier asunto sea grande o pequeño,  es un insolente, ha quebrantado el tercer decreto Divino, porque ha obrado pensando que Dios no es real, que nada le debe, por lo tanto está bajo la sentencia penal de la cláusula  del tercer decreto, merece ser apartado eternamente de su bondad. Debe arrepentirse de ignorar a Dios (Hch.17:29-30) debe correr urgentemente a Cristo, confiar absolutamente en Él para el perdón de su pecado de altives contra Dios y todos las demás formas de pecar contra Dios; debe convertirse en humildad, gratitud, confianza y sumisión a la palabra de Dios, por la fe en el Señor Jesucristo.1ª  Jn.2:2-5. Si no lo hace terminará en el lugar donde nadie jamás desearía terminar.  Si viene a Cristo y permanece en él, todas sus insolencias le serán perdonadas, toda la justicia de Cristo será puesta a su cuenta, ninguna condenación hay para los que están en él. Ro.8:1

3.      Tercera implicación teológica:

Dios no es un ser a quien podamos dirigirnos y referirnos de manera ligera e irreverente, sin acarearnos sentencia condenatoria.

Debemos recordar que Dios es el único ser a quien debemos absoluta reverencia; esto incluye la razón y la manera como nos dirigimos y referimos a Él. Los judíos  al saber esto decidieron, no pronunciar el nombre de Dios para evitar profanarlo. Pero lo que Él  prohíbe en este decreto, no es que  pronunciemos su nombre, lo que prohíbe es profanar su nombre. ¿Cuándo profanamos el nombre de Dios dirigiéndonos o refiriéndonos a Él?  Profanamos el nombre de Dios cuando nos dirigimos o nos referimos a Él de manera irreverente. Ejemplos:

a.      Profanamos el nombre de Dios al usar su nombre como muletilla.

¿Qué es una muletilla? Una muletilla es una palabra o frase que se repite mucho por hábito, en ocasiones llegando al extremo de no poder decir frase alguna sin ella como un decir. Esto puede ocurrir en las oraciones; el Señor Jesucristo dijo: Cuando oréis no uséis vanas repeticiones… Mt.6:7. También ocurre en las predicaciones o durante ellas para animar; hay predicadores que usan el nombre de Dios para llenar los vacíos entre argumento y argumento; algunos en la congregación, gritan el nombre de Dios para ambientaliza el culto, Creen estar exaltando el nombre de Dios cuando en verdad lo están profanando, porque pronuncian el nombre de Dios  no porque están impresionados por su majestad, no porque alguna verdad bíblica les ha impactado, sino   por mera tradición religiosa, con la intención de impresionar de ser muy espirituales o fervientes. El verdadero fervor espiritual se expresa en la fidelidad a Dios  con los deberes espirituales en todas las áreas de la vida, sea privado o publica, familiar o eclesiástica. Algunos confunden el fervor con el fanatismo. Hay una gran diferencia entre el fanatismo y la fidelidad. El Fanatismo es hipocresía, el fervor espiritual es fidelidad. El fanático es presuntuoso, el fiel es humilde, el fanático se refiere a Dios de manera acelerada; el fiel es cuidadoso al usar su nombre.  El fanático profana el nombre de Dios, el fiel lo honra.

b.      Profanamos el nombre de  Dios cuando lo usamos como un simple saludo de encuentro o despedida.

No hay registro bíblico que el pueblo de Dios tomara el nombre de Dios como un saludo común.  El nombre de Dios no debe ser invocado sobre cualquier persona y mucho menos sin saber   por qué.

El pueblo judío ha usado como saludo  el termino Shalom (en hebreo: שלום‎) significa «paz» o «bienestar»; pero lo usan  según la persona con quien se encuentren. Aun gentil o descarriado no lo saludan con ese término.

Este término en hebreo igual que en español, es usado para  referirse a la paz entre dos partes (sea entre el hombre y Dios o entre hombre y hombre, o entre un pueblo y otro) y también es usado para referirse una paz en el corazón o ausencia de perturbación emocional.

La raíz lingüística de shalom se vincula con le-shalem alechim, que significa «completar, retribuir, compensar». Por eso se puede decir que no se refiere  sólo la ausencia de conflicto o la desaparición de hostilidad, sino que el shalom significa también un retorno al equilibrio, a la justicia y la integridad.

Los judíos suelen utilizar la forma abreviada de la frase Shalom aleichem (literalmente «la paz sea con vosotros»); es cierto que la paz solo se halla en Dios, Ro.5:1, pero eso no significa que el nombre de Dios debamos usarlo como un mero asunto de formalidad.

Los creyentes de la iglesia primitiva se saludaban con el termino Maran atha; que significa Cristo viene. El apóstol Pablo la usò no como saludo sino como una advertencia, mire las siguientes referencias. “El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. Maranatha.” (Primera Corintios 16:22, RV1909)"  “Si alguno no ama al Señor, sea anatema. Maran atha..” (Primera epístola a los corintios 16:22, Nacar-Colunga)" “El que no quiera al Señor, ¡sea anatema! «Maran atha.» ” (Primera epístola a los corintios 16:22, Biblia de Jerusalén 1976)"

Si los creyentes la pronunciaban al encontrasen o despedirse, probablemente lo hacían, por lo menos al principio, con la intención de alertarse unos a otros, no como mera formalidad, sino entendiendo que en la venida de Cristo cada quien dará cuenta de cómo ha vivido.2ª. Cor.5:10; Ro.2:16.                                                         

c.      Profanamos el nombre de Dios cuando lo pronunciamos en diminutivo.

Algunas personas les parece  que referirse a Dios en diminutivo es una forma de mostrarle gran afecto y devoción, sin darse cuenta que están profanando su santo nombre. Quienes se refieren a Dios en diminutivo, pasan por alto  la altísima majestad de  Dios, al tratarlo como en ser doméstico, común e inferior.

d.        Profanamos el nombre de Dios cuando  hacemos referencia a Él de manera jocosa o humorística:

Con frecuencia el nombre de Dios es usado en chistes, canciones folclóricas para divertir o distraer a la gente o entretenernos a nosotros mismos. Hacer mención de Dios para divertir o entretener es una insolencia, penalizada en el  tercer decreto divino.

e.        Se profana  el nombre de Dios cuando se usa  como amuleto.

Para algunas personas el nombre de Dios es su abra cadabra. Muchas personas creen erróneamente que por solo nombrar  a Dios las cosas van a mejorar, o evitar las calamidades. Santo, bendito, Jesús, sangre de Cristo, son referencias a Dios expresadas de manera supersticiosa, como palabras mágicas.  Algunos ponen a sus negocios algún nombre de Dios para tener mejores ventas.

f.          Profanamos el nombre de Dios cuando lo usamos  como un dicho de asombro o alivio

En ocasiones las expresiones: santo, bendito, Jesús, Cristo, Dios, sangre de Cristo, no son más que un wao dominicano.  Dios, su nombre, nos debe asombrar, pero su nombre no debe ser tomado como una palabra común para expresa de manera formal o informal asombro o alivio. Hacerlo es profanar el santo nombre de Dios.

g.        Se profanan el nombre de Dios cuando es usado como  gancho para vender un producto o llamar la atención hacia un talento o necesidad nuestra.

Constantemente al transporte público suben personas con un discurso sobre Dios con la intención de despertar la compasión de los demás pasajeros para luego  pedir monedas  o vender un producto, ofreciendo bendiciones de Dios, como si Él repartiera bendiciones a voluntad ellos.  Otros montan grandes escenarios y organizan grandes eventos con la propaganda de ser para la gloria de Dios pero su intención real es el lucro y su fama personal.

h.      Se profana el nombre de Dios cuando se habla a nombre de Él lo que no es palabra de Dios.

Algunos pretendiendo ser ministros especiales de Dios  comunican mensajes diciendo que Dios les ha hablado  cuando en realidad son presunciones de su propio corazón Jr.14:14-16 Esta insolencia es muy frecuente en muchas congregaciones.

Algunos predicadores   después de leer el pasaje todo lo que hacen  es hablar de sus vivencias religiosas en su ministerio, sus sueños y premoniciones. El relato de sus experiencias religiosas, sus sueños y corazonadas  es predicado a la iglesia como palabra de Dios. Mis experiencias religiosas, mis sueños, mis premoniciones no son palabra de Dios; La única palabra de Dios con la que cuenta el pueblo de Dios hasta que Cristo regrese, es la Escritura inspirada por el Espíritu santo. Es cierto que la biblia está raizada en vivencias cotidianas, no en especulaciones del filosofar humano, pero esas vivencias fueron cuidadosamente seleccionadas e infaliblemente interpretadas por los escritores inspirados por el Espíritu Santo para la posterior enseñanza del pueblo de Dios. 1ªCor.10:1-12; Gal.4:22.

También es cierto que la biblia dice que Dios habló mediante, apariciones teofanícas, voz audible, y elementos como el Tumim y el Urim, por inspiración, sueños, y visiones, tipos y símbolos; sin embargo eso no significa que ese sería el medio normativo por el cual guiaría a su pueblo. Igual que las vivencias tomadas para enseñanza, esos sueños, visiones, tipos y símbolos, fueron  seleccionados y puestos por escrito, para que la Escritura fuera la norma final y definitiva; y  es la misma Escritura la que provee la correcta interpretación de sus visiones, sueños, símbolos y tipos. 

Los tipos y los símbolos fueron medios auxiliares, no principales en el proceso de revelación. Los sueños, y  las visiones eran medios provisionales, temporales, no definitivos; en la medida en que la voluntad de Dios iba siendo puesta por escrito, estos medios eran menos necesarios, la Escritura fue convirtiéndose en la regla determinante. Mientras iba habiendo revelación, también iba apareciendo la Escritura Sagrada. Cuando cesaba la revelación, también cesaba la Escritura, de modo que si  la  revelación había de continuar después de los apóstoles, también había  de continuar añadiéndose escritos a la biblia.  Ya que la Escritura es suficiente para la edificación del pueblo de Dios, los sueños y premoniciones actualmente no son medios de revelación, por lo cual no deben ser expuestos, ni aceptados como palabra de Dios. Solo la Escritura la biblia es palabra de Dios. La predicación es palabra de Dios, solo en la medida en que el predicador  interpreta y expone con fidelidad a la Escritura.

El conocimiento de Cristo, la fe verdadera, el nuevo nacimiento, la conversión verdadera, la santidad, y la preservación de la iglesia, no ocurre por la predicación de mis experiencias religiosas,  de mis sueños, y  mis premoniciones.  Esto ocurre mediante la predicación de la Escritura.1Cor.1:21; 1P.1:23,25; 1Tm.3:16-17; Slm.119:105; 130.

La corrupción de una iglesia comienza cuando sus ministros comienzan a añadir a la palabra de Dios sus presunciones, o las supersticiones importadas de otras  religiones porque les parasen prácticas y atractivas. En la actualidad hay una gran cantidad de congregaciones que han dejado de ser guiadas por las Escrituras. Han sido extraviadas por presuntas revelaciones, de pretendidos profetas. Dicen que son guiados por el espíritu Santo, pero ignoran que el Espíritu Santo guía a la iglesia por la Escritura, no independiente de ella y mucho menos en contra de ella.  Hay muchas de esas supuestas revelaciones que son contrarias a la Escritura y generan conductas que no corresponden a la sana doctrina.  Hay otras muchas de estas supuestas revelaciones que no van en contra de la Escritura, pero no son revelación, pues, la Escritura ya lo contiene; y si ya ha sido revelado en la Escritura, ¿Por qué no honrar Dios  citando la Escritura en lugar de presumir? ¿Por qué no conformarnos a la Escritura? Estas personas profanan el nombre de Dios diciendo que Dios ha dicho lo que en realidad no ha dicho.[2]

i.         Se profanan el nombre de  Dios cuando una persona se llama creyente y no vive conforme a los principios y valores de la palabra de Dios.

Creer en Dios es más que aceptar la existencia de Dios, y  formar parte de una denominación cristiana sea católico o protestante. Ser creyente es vivir en todo conforme al consejo de Dios; Prv.3:5-8;  El Señor Jesucristo dijo que algunos  honran a Dios de labios pero no en su corazón, en vano le honran (Mt.15:8) asumiendo como doctrina de Dios mandamientos de hombre. Muchas personas se autodenominan creyentes en Dios pero no asumen sus roles conforme a los principios y valores de la ley de Dios.

Los varones que honran el nombre de Dios asumen sus roles como principales mayordomos de la obra de Dios, en el hogar como esposo y padre o como hijo; en la iglesia, asumen con diligencia sus deberes de miembro, promoviendo los principios y valores del reino de Dios entre los demás varones, desempeñando con fidelidad y excelencia las funciones que se le delega, tomando iniciativas para fortalecer la fraternidad cristiana entre los miembros de la iglesia, respaldando las labores pastorales. En la sociedad en general asumiendo con fidelidad  sus deberes con, el empleo, los negocios, la naturaleza, el estado y la sociedad humana en general, conforme  a los principios y valores  del reino de Dios y dando a conocer el evangelio de Cristo a todos.

 Varones: ¿Conoce usted sus roles en el hogar, la iglesia y la sociedad, según la voluntad de Dios? Si no los conoce probablemente esta profanando el nombre de Dios, y si los conoce y no los asume como Dios lo ha mandado esta profanando el nombre de Dios con mayor culpabilidad.   Quienes no asumen sus roles conforme a los principios y valores del reino de Dios, profanan el nombre de Dios, desprecian la sabiduría y autoridad de Dios.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

Las mujeres que honran el nombre del Señor  asumen sus roles como ayuda adecuada de los varones en la   mayordomita del hogar, la iglesia  y la sociedad no conforme a sus tendencias naturales personales, sino conforme a los principios y valores del reino de Dios.

 Mujeres: ¿Conocen sus roles en el hogar, la iglesia y la sociedad, conforme a la voluntad de  Dios? Si no los conoce probablemente está profanando el nombre de Dios y acarreándose sentencia condenatoria sin darse cuenta. Las mujeres que no asumen sus roles en el hogar, la iglesia, y la sociedad conforme a la voluntad de Dios profanan el nombre de Dios, porque tienen en poco su sabiduría y autoridad.

j.         Profanamos  el nombre de Dios cuando le adoramos con actitud frívola o folclórica, en lugar de adorarlo de manera  jubilosa y solemne.

Algunos cultos  son más parecidos a un velorio que a un servicio de adoración al Dios de los cielos. La Escritura dice: Servid a Jehová con alegría, venid ante su presencia con regocijo, Sal.100:2.  Otros cultos parecen una parranda, están muy lejos de ser una solemne expresión de admiración y respeto a la santa y suprema majestad. La biblia dice: Cuando fueres a la casa de Dios acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios, porque no saben que hacen mal. Ecl. 5:1

k.      Profanamos el nombre de Dios cuando le adoramos según nuestra imaginación y no conforme a los principios dados en su palabra.

 La adoración a Dios no es un asunto de originalidad e ingenio, la adoración a Dios es un asunto de obediencia, de fidelidad a las directrices divinas. Ex.30:34-38, La Escritura narra el caso de dos ministros que  pretendieron ser ingeniosos al adorar a Dios y les costó la vida  Lv.10:1-3; la adoración a Dios  es un asunto que debe originarse en el alma pero conforme a la verdad. Jn.5:24; 17:17.  Sino es conforme a esto es profanación.

l.         Profanamos el nombre de Dios cuando nuestra prioridad no es honrarle.

Profanamos el nombre de Dios cuando ponemos nuestros intereses por encima de los intereses del reino de Dios. El señor Jesús le dijo a algunos: me buscáis no porque habéis comprendido el mensaje de las señales,(énfasis mío) sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad…. por el alimento que da vida eterna (paráfrasis mía)(Jn. 6:26-27); Buscar  al Señor por satisfacer las necesidades temporales es tomar su nombre en perjuicio nuestro. Para algunos Dios es igual a papa Noel, aquel a quien acuden solo para que les satisfaga ciertos gustos, no a quien deben absoluta confianza y sujeción. 

No es lo mismo buscar a Dios por lo que Él es, que buscarlo para que satisfaga nuestras necesidades físicas de alimento, salud, y comodidad.  Los que en verdad honran a Dios se deleitan en Él aun en las calamidades, Un ejemplo de estas personas es Habacuc y el apóstol Pablo, Hbc.3:17-18; Fil.4:12-13. Cuando preferimos nuestra satisfacción y comodidad antes que sacrificarnos por la gloria de Dios, estamos creyendo que Dios existe para estar a nuestro servicio, no nosotros para servirle a Él;  esto es una insolencia; es profanar el nombre de Dios.

m.    Profanan el nombre de Dios quienes  no asumen  sus deberes espirituales debidamente.

La Escritura dice: maldito el que hiciere indolentemente la obra del Señor….., Jr.48:10; Esto lo dijo Dios respecto a unan resolución de Juicio contra Moab, pero es aplicable a cualquier deber piadoso. Lo que Dios manda debe ser hecho con toda la voluntad, no de mala gana. Hacerlo  de mala gana es tener en poco su autoridad, su nombre, trae sentencia condenatoria. El servicio a Dios debe ser realizado con todo el ánimo, con toda la energía, con toda diligencia, sea cual sea. Algunos abandonan sus privilegios y deberes  con la iglesia  de Cristo indolentemente. Dice la Escritura:

Mantengamos firme, sin fluctuar la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más cuando aquel día se acerca.  Heb.10:23-25

¿Cómo mantenemos firme la profesión de nuestra esperanza y nos estimulamos unos a otros al amor y a las buenas obras? El versículo 25 responde: No dejando de congregarnos. Es en y con las reuniones de adoración que consolidamos nuestra profesión cristiana y nos estimulamos mutuamente al amor y a las buenas obras.

 A la luz de esto quienes se ausentan de las asambleas de culto, por comodidad, abandonan sus privilegios y sus deberes para con los demás miembros de la iglesia, son indolentes con la palabra de Dios que nos exhorta a no dejar de congregarnos; son indolentes consigo mismos y con los demás miembros de la iglesia; están renunciando a  estimular y exhortar a otros miembros al amor y a las buenas obras; están renunciando al estímulo y a la exhortación al amor y a las buenas obras por parte de  los demás miembros de la iglesia.

Los que abandonan las reuniones de adoración menosprecian las bendiciones espirituales que Dios imparte de manera especial en esos tiempos de fraternidad (Sal. 133) En la fraternidad Cristiana Dios imparte bendiciones espirituales eternas que no imparte en otros ámbitos. De manera que quienes abandonan las reuniones de fraternidad cristiana, profanan el nombre de Dios porque menosprecian las bendiciones que Dios imparte en ellas, y menosprecian al Dios que  las imparte y quien nos manda a que nos congreguemos.

Los indolentes abandonan la iglesia, y luego excusan su indolencia hacia Dios y su iglesia, acusando a la iglesia de indolente,  agravando con ello su insolencia contra Dios y su iglesia.

Por sus implicaciones es evidente que El tercer decreto es el corazón de la ley de Dios. Este mandamiento nos exige reconocer a Dios en la plenitud que se nos revela en la Biblia. Nos exige suprema atención, reverencia, confianza, entrega y obediencia a toda su santa palabra.

Cuando Dios nos manda a no tomar su nombre en vano, nos está diciendo que tengamos muy en cuenta lo que Él es y dice. No tomar el nombre de Dios en vano implica actuar con mucho cuidado en toda nuestra manera de vivir, al dirigirnos a Dios y al usar su santo nombre. Hacer mención de Dios por cualquier cosa es un acto de irreverencia ante Él. Muchas veces lo nombramos como un dicho o frase de cajón, otras veces lo hemos hecho con palabras dulces y tiernas pensando que de esta manea lograremos aplacar su ira contra nuestra mala conducta o seducirlo para nuestros intereses paganos y egoístas.

 

No tomar el nombre de Dios en vano nos exige un real conocimiento de la majestad o autoridad del ser divino. Dios. Muchos reconocemos a Dios como proveedor y protector pero pocos lo han querido reconocer como Dios Rey y Señor; odian sus mandamientos. Muchas personas dicen que creen y aman a Dios pero viven a su propia manera y no conforme a la ley de Dios.

El tercer mandamiento nos exige principalmente reconocer la autoridad de Dios, por tanto nos exige atención cuidadosa a su palabra, reverencia y respeto a su majestad en toda nuestra manera de vivir, al invocarle o dirigirnos a Él. Su nombre no debe ser usado en cualquier asunto, ni tomado por cualquier motivo, ni mencionado en cualquier caso. Cuando lo hacemos incurrimos en pecado contra su Santa Majestad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

B.     IMPLICACIONES ANTROPOLÓGICAS

Las implicaciones antropológicas son las que tiene que ver con los factores  del hombre que hicieron necesario la promulgación de este decreto.

1.      El tercer decreto divino implica que la insolencia contra Dios es natural común y corriente.

Si Dios tuvo que Darles a los hombres un decreto contra la insolencia hacia él, es porque  la insolencia de parte del hombre hacia Dios se hizo natural, común y constante. La tendencia del corazón humano de, confundir, comparar y sustituir a Dios con las criaturas es una tendencia común sutil e insolente, profana; pero también es una tendencia común, sutil e  insolente la tendencia  de  ignorar a Dios o pasarlo por alto en cualquier asunto; ¿Quién no ha pasado por alto a Dios en algún asunto?  También es común sutil e insolente la tendencia  de dirigirse y referirse a Él de manera ligera, folclórica e irreverente.

Ningún pecado es tan común y constante en los hombres como el de la insolencia contra Dios. Hay personas que nunca han cometido homicidio, hurto ni adulterio, pero no hay persona que no haya sido  insolente contra Dios; La insolencia está involucrada en todo tipo de pecado, pero todo tipo de pecado no está involucrado en el pecado de la insolencia. Nadie comete homicidio, hurto, adulterio o fornicación con la misma frecuencia que comete insolencia o profanación contra Dios. Se comete insolencia orando, cantando, predicando, escuchando la predicación de la palabra de Dios, o dejando de escucharla. Todo desacato a la palabra de Dios es una insolencia.  La insolencia está presente en todo asunto  en el que se tiene en poco la majestad de Dios.                                                                                                                                                                                                                                                          

2.      El tercer decreto divino también implica que la insolencia de los hombres contra Dios no es una tendencia normal, justa

 Si la tendencia del corazón humano de confundir, comparar y sustituir a Dios con las criaturas fuera una tendencia normal y justa Dios no hubiese emitido el tercer decreto; Si la tendencia  de  ignorar a Dios o pasarlo por alto fuera una conducta normal y justa el tercer decreto no tendría ninguna importancia. Si la costumbre humana  de dirigirse y referirse a Dios de manera ligera, folclórica e irreverente fuera una costumbre normal sana y justa hacia Dios entonces el anormal e injusto seria Dios al condenar tal conducta.

 ¿Quiénes de los que están presentes se consideran humanamente cuerdos? Vuelva a imaginarse siendo dueño de una hermosa finca con todas las clases de requisas naturales que hay en la tierra: climas, paisajes y climas, con todos los recurso propios de cada uno?  Consideraría usted  normales y justas  a las personas   a quien les ha dado libertad para que disfruten  de todo lo que usted tiene en su finca, a quienes usted provee todo lo que esas personas, necesitan para vivir y todo lo que disfrutan, y en respuesta a toda esa bondad suya, destruyen sus bienes mal usándolos, desperdiciándolos, y además de eso son indiferentes con usted y lo que usted les dice para poderlos dejar que sigan disfrutando de su bondad? ¿Alguno de ustedes se atreve a decir que la conducta de esas personas es normal y justa?

 

3.      El tercer decreto divino implica que la insolencia contra Dios no será tolerada para siempre.

Por la longanimidad, de Dios, el corazón humano, tiende a pasar por alto su majestad. Dice la Escritura: que por cuanto no se ejecuta enseguida sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hombres se habitúa más al mal; pero también dice que aunque los hombres multipliquen la maldad y duren muchos años, su dicha no será para siempre,  por cuanto no temen a Dios. Ecl: 8:11-13.

El tiempo máximo que Dios le ha dejado a los insolentes para disfrutar de sus pecados es solo el tiempo que vivan  en este mundo, luego su desdicha será eternamente inconsolable.Mt.25:46.

 

4.      El tercer decreto divino también implica que es responsabilidad de cada persona corregir su insolencia hacia Dios.

 En las anteriores implicaciones hemos visto las distintas maneras como se suele   tomar el  nombre de Dios de manera liviana o vacía.

Hemos visto también que esta insolencia hacia Dios es una tendencia común y constante, anormal e injusta, condenable, que no será tolerada para siempre; esto a su vez implica que cada persona es responsable, culpable y tendrá que dar cuenta de sus propias insolencias contra Dios; implica que es responsabilidad de cada persona corregir y evitar su insolencia, porque no dará Jehová Dios por inocente al  que tomare su nombre de manera liviana o  vacía.

¿Cómo puede una persona corregir su insolencia siendo algo que es congénito? 

La corrección de la insolencia como la de cualquier pecado, es realmente compleja.  ¿Si usted dejara de ser insolente contra Dios a partir de este momento, cree que iría a la gloria de Dios por dejar de ser insolente a partir de este momento? No; si fuere posible para usted que un pecador dejara de ser insolente por sí mismo, eso no le libraría de la condenación merecida por las insolencias cometidas desde que nació hasta este momento. Dios no perdona los pecados de los años pasados a cambio de que usted deje de pecar los años que le faltan, esa no es la política de Dios; quizás sea la del presidente juan Manuel Santos, pero no es la de Dios.  Dio no puede dejar ningún delito impune.   

La justicia de Dios solo perdona los pecados de una persona que ha pecado, si otra persona que no es pecadora ha pagado por ellos. Si un pecador no tiene quien ha pagado por sus pecados, aunque dejara de pecar el resto de su vida ira al infierno eternamente por sus pecados aunque no hayan sido muchos.

Pero los pecadores no solo necesitan ser perdonados de los pecados  pasados, necesitan ser perdonados de todos los pecados, y ser regenerados  de alma y cuerpo para que puedan ir a la gloria de  Dios; pero igual que para el perdón, alguien no pecador tiene que pagar el precio de  esa  regeneración.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

Solo hay una persona que ha pagado el precio de estas bendiciones; esa persona es Cristo, el unigénito del padre (1ªP.3:18) Él es el único por cuya justicia y sacrificio Dios perdona a los pecadores y da vida eterna, Jn.3:16. El que cree en él no es condenado, pero el que reúsa creer en él ya es condenado.Jn.3:18.

No reúse creer en Cristo porque no hay otro nombre mediante quien podamos ser salvos (Hch.4:12), porque no hay otro mediador entre Dios y los pecadores 1ª Tm.2:5. Todos los que creen en Cristo y únicamente ellos tienen garantía de perdón, Ro.8:1; todos ellos y solo ellos son hechos nuevas criaturas, 2ª Cor.5:17; y ya no andan conforme a sus deseos carnales sino conforme a la voluntad del Espíritu de Cristo (Ro.8:1b-4) revelada en la escritura para santificar a los que son Dios; 2ª Tm. 3:16-17.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               

 

 

 

 

 

 

 

 



[2]  Tomado de el modulo MARCAS DISTENTIVAS DE LA IGLESIA DE CRISTO.  Eclesiología bíblica II

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